La cosecha del maíz
En el caso del maíz para grano, la cosecha contribuye en gran medida a la calidad del grano que buscan tanto los agricultores como la industria. Sin embargo, en el maíz para forraje, se trata también de conservar al máximo la calidad alimentaria para los animales.
Madurez del grano de maíz
Para los agricultores, evidentemente el primer objetivo es obtener el mejor resultado económico. Puede resultar tentador cosechar una vez superada la fase de madurez fisiológica con el fin de ahorrar costes de secado aprovechando el «secado en marcha». Esta elección puede resultar sensata si la calidad sanitaria del cultivo en cuestión no está demasiado degradada. Esta estrategia implica tener variedades más bien «precoces», algo que puede limitar la productividad.
Para alcanzar los resultados óptimos, es necesario fijarse los objetivos siguientes:
1. Estar atento al estado general de la planta al final del ciclo para determinar si es posible superar la fase de madurez fisiológica.
2. Observar la línea de llenado de los granos hasta el punto negro. Ese punto negro corresponde a la ruptura de la alimentación del grano. En los años cálidos, ese punto de referencia es un buen indicador de la fecha de cosecha. Eso significa que el porcentaje de humedad del grano es inferior al 32 %.
3. La suma de las temperaturas tras la floración hembra. 800 grados/día es un buen punto de referencia de la madurez fisiológica del grano.
El ajuste correcto de los equipos de trilla también es un requisito para mantener la calidad de la cosecha. Para las variedades precoces se recomienda una distancia del cóncavo de 30 mm en la entrada y 15 mm en la salida. En el caso de las variedades más tardías, las panochas son más gruesas y, por lo tanto, dicha distancia deberá incrementarse de 5 a 10 mm.
Particularidades del maíz de forraje
Deben respetarse cinco reglas en el momento del ensilado para que la planta conserve todas sus cualidades alimentarias.
1. Elegir la fecha de cosecha respetando el llenado de los granos. Es necesario fijarse como objetivo un porcentaje de humedad de toda la planta del 32 al 33 %. Las tres formas de almidón (lechoso, pastoso, vítreo) deben distribuirse en tres tercios iguales en el grano de la corona central de la panocha. Una cosecha demasiado precoz penaliza la productividad y el potencial energético del cultivo. Una cosecha demasiado tardía supone arriesgarse a una peor conservación del forraje
2. Dominar la finura de la molienda. Una molienda demasiada fina facilita el apisonamiento, pero priva a los animales de briznas lo suficientemente largas para poderlas masticar. Se recomienda, por lo tanto, la composición siguiente:
– Del 40 al 50 % de briznas muy finas (<0,6 cm)
– Del 30 al 40 % de briznas finas
– Del 10 al 15 % de briznas medianas (>1 cm)
– Del 0,5 al 1 % de briznas gruesas (>2 cm)
3. Anticipar lo suficientemente rápido el frente de ataque del silo (donde las pérdidas son más importantes). Se debe mantener 10 cm/día en invierno y 20 cm/día en verano.
4. Evitar la presencia de tierra en el silo (priorizar un suelo de hormigón y zonas de circulación sobre el terreno estabilizado)
5. Apisonar bien el silo para evitar que quede aire encerrado. Cabe recordar que la fermentación se efectúa en un medio anaeróbico.