El medio ambiente y el cultivo del maíz

La agricultura debe poner todo de su parte para abordar los desafíos que plantea el cambio climático y las demandas de la sociedad. Por sus características naturales y gracias a los esfuerzos de la selección, el cultivo del maíz presenta ventajas que deben hacerse valer. Dicho cultivo debe imponerse como un genuino colaborador en la transición agroecológica.

Limitar los insumos

En el continente europeo, los agricultores cultivan el maíz en primavera. El cultivo, por lo tanto, permite diversificar las especies en la rotación de cultivos en el ámbito de la explotación agrícola.

Dicha diversidad se impone tanto agronómica como ecológicamente frente al desafío que plantea el mantenimiento de la biodiversidad. Los avances en materia de genética han contribuido enormemente a reducir la sensibilidad de las variedades a los fitoparásitos y a las enfermedades.

El uso de soluciones de biocontrol viene demostrando su valor desde hace décadas. Además, por su modo de cultivo en hileras distanciadas, se puede recurrir a herramientas de eliminación mecánica de la maleza, una solución agronómica muy utilizada por los agricultores.

Este abanico de posibilidades limita, de hecho, los insumos tanto en el cultivo como en las rotaciones de cultivos.

Beneficios climáticos

El maíz pertenece a la familia de plantas denominadas de vía «C4». En entornos cálidos y secos, eso constituye una ventaja competitiva con respecto a las plantas de vía C3, como los cereales con paja, porque pierde menos agua por evapotranspiración.

Contrariamente a la idea que se tiene, el maíz necesita menos agua para completar su ciclo que el cultivo del trigo o la soja (238 l para 1 kg de maíz para forraje y 454 l para 1 kg de maíz para grano, frente a los 590 l para 1 kg de trigo y 900 l para 1 kg de soja).

Los avances en la genética también han permitido comercializar variedades más precoces en la floración, una fase clave para el desarrollo de la productividad. Esta posibilidad permite a dichas variedades evitar los periodos con menor disponibilidad de agua.

Otra particularidad de la familia de plantas de vía C4 es su capacidad para captar el CO2 atmosférico. El maíz es, pues, muy eficaz para la captación natural del carbono. Se calcula que el cultivo capta de 4 a 8 veces más CO2 del que emite en su producción. De esta manera, contribuye al almacenamiento del carbono en los suelos.

riego cultivo de maíz | Seeds for Future

Fuente de energía

En Europa, el maíz tiene como principal aplicación la alimentación animal. Pero no solamente, ya que se ha convertido en un cultivo imprescindible para la producción de energía verde porque presenta el mejor potencial metanógeno de las especies cultivadas y produce mucha materia seca por hectárea.

Se impone, pues, técnica y económicamente para la producción de biogás. El almacenamiento en silos también demuestra lo práctico y seguro que es para alimentar a los metanizadores. El cultivo del maíz contribuye, por lo tanto, a la diversidad del mix energético y reduce nuestra dependencia de las energías fósiles.

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