Protección de los cultivos de maíz

12.09.2023

El maíz es un cultivo de alto rendimiento. Desgraciadamente, es susceptible a diversas plagas y enfermedades que pueden afectar significativamente a su crecimiento y, por tanto, al rendimiento de la cosecha. Para protegerlo eficazmente, es importante familiarizarse con las plagas y enfermedades más comunes.

Las plagas más comunes del maíz son el barrenador europeo del maíz y el barrenador americano del maíz (también conocido como barrenador europeo del maíz). El barrenador europeo del maíz daña las mazorcas, mientras que las larvas del barrenador americano ahuecan los tallos y causan pérdidas de rendimiento.

Se estima que las pérdidas de cosechas de maíz en todo el mundo se sitúan entre el 6 y el 19%. Las malas hierbas son las principales responsables (Oerke 2006). En un estudio más reciente, Savary et al. (2019) sugirieron que las pérdidas mundiales de rendimiento del maíz debidas a plagas y enfermedades alcanzan una media del 22,5%, pero oscilan entre el 19,5% y el 41,1%.

Además de las plagas, el maíz también es susceptible a enfermedades causadas por hongos fitopatógenos, bacterias y virus. Los monocultivos, el uso excesivo de productos químicos de protección y el cambio climático han contribuido a aumentar la incidencia de estas enfermedades, que amenazan el rendimiento del maíz. Su reconocimiento precoz es la base de una intervención eficaz.

Conociendo las plagas y enfermedades más comunes que afectan al maíz, los agricultores pueden tomar las medidas preventivas adecuadas y proteger sus plantas. Esto significa realizar visitas periódicas al campo para vigilar de cerca la salud de las plantas y utilizar estrategias de gestión integrada de plagas que minimicen el uso de productos químicos al tiempo que maximizan la protección de las plantas.

Estrategias de gestión integrada de plagas en el maíz

La gestión integrada de plagas (GIP) es un enfoque que combina diferentes estrategias para reducir los ataques de plagas y disminuir el uso de plaguicidas químicos. Haciendo hincapié en la prevención, la observación y la intervención oportuna, la GIP pretende mantener las plagas en niveles aceptables.

En la gestión integrada de plagas es fundamental un seguimiento constante sobre el terreno. Permite a los agricultores detectar y tratar los problemas de plagas antes de que se agraven, por ejemplo utilizando agentes naturales como insectos beneficiosos o nematodos.

Las técnicas de cultivo, como la plantación de variedades de maíz resistentes a las plagas o la optimización del espaciado entre plantas, también desempeñan un papel importante. Los cultivos resistentes reducen la necesidad de productos químicos, mientras que un espaciado adecuado ayuda a reducir las condiciones que favorecen las enfermedades.

Si el uso de productos químicos es inevitable, los pesticidas elegidos deben emplearse con moderación y con el mínimo daño ambiental.

Con la GIP, los agricultores pueden controlar las pérdidas causadas por las plagas y las enfermedades de las plantas, al tiempo que cuidan del medio ambiente y de la prosperidad del cultivo, contribuyendo así a la sostenibilidad.

Control químico de plagas y enfermedades del maíz

El control químico de plagas, incluidos insecticidas, fungicidas y herbicidas, complementa otras estrategias de protección del maíz. Los insecticidas controlan plagas como los chinches del maíz y los pulgones matándolos, interrumpiendo su reproducción o disuadiéndolos.

Es importante elegir insecticidas que no dañen a los insectos beneficiosos ni al medio ambiente.

Los fungicidas controlan las enfermedades fúngicas del maíz, como la mancha gris de la hoja. Si se aplican con suficiente rapidez, garantizan la conservación del cultivo.

Los herbicidas controlan las malas hierbas, siendo preferibles los tipos selectivos por su mínimo impacto en el maíz.

El cumplimiento de las instrucciones de la etiqueta y la consideración de factores como el clima garantizan la eficacia de las aplicaciones químicas. Los métodos químicos deben integrarse con otros métodos de control de plagas para reducir la dependencia de los pesticidas y proteger el cultivo de maíz de forma sostenible.

Métodos no químicos de control de plagas y enfermedades del maíz

Además de los productos químicos, hay muchas tácticas no químicas de protección del maíz que hacen hincapié en la prevención y el control biológico para reducir el uso de pesticidas sintéticos.

La rotación de cultivos, en la que se sustituye el maíz por otros cultivos, altera los ciclos vitales de las plagas y reduce su abundancia. El cultivo de variedades de maíz resistentes también ayuda, ya que tienen una resistencia innata a algunas plagas y enfermedades.

A su vez, un cultivo adecuado ayuda a controlar las malas hierbas, y mantener los campos limpios eliminando los residuos de los cultivos reduce la incidencia de las plagas.

El control biológico también aprovecha los depredadores naturales, como los insectos beneficiosos que se alimentan de las plagas. Aumentar la biodiversidad mediante un diseño adecuado de los cultivos refuerza esta defensa biológica.

La vigilancia constante de los campos de maíz sigue siendo fundamental. Las inspecciones periódicas ayudan a los agricultores a detectar los primeros signos de plagas, lo que permite intervenir con rapidez, por ejemplo eliminando manualmente las plagas o separando las plantas infectadas.

Buenas prácticas para prevenir plagas y enfermedades en el maíz

La prevención es una parte importante del control de plagas y enfermedades del maíz. Siguiendo las mejores prácticas de prevención, los agricultores pueden minimizar el riesgo de invasión y reducir la necesidad de intervención química. He aquí algunas prácticas recomendadas para prevenir las plagas y enfermedades del maíz:

  1. Alternar el cultivo de maíz y otros cultivos. La rotación de cultivos interrumpe los ciclos vitales de las plagas y reduce su incidencia. Las enfermedades específicas del maíz también se dan con menos frecuencia.
  2. plantar variedades de maíz resistentes. Merece la pena elegir variedades con resistencia natural a las plagas y enfermedades comunes en tu región.
  3. Cultivo adecuado y control de las malas hierbas. Un buen cultivo y un buen control de las malas hierbas garantizan que las plantas tengan un acceso adecuado a recursos como el agua y la luz solar, y permiten así un crecimiento correcto.
  4. Garantizar un saneamiento adecuado. Deben eliminarse los residuos de la cosecha y las malas hierbas para eliminar los posibles lugares de reproducción e hibernación de las plagas.
  5. Control regular. La comprobación periódica de los campos de maíz en busca de plagas y enfermedades permite su detección precoz, lo que posibilita una intervención rápida para limitar la propagación del problema.
  6. Gestión integrada de plagas (GIP). Utilizar un enfoque holístico que combine diferentes estrategias (control biológico, productos químicos específicos) aumenta la eficacia del control de plagas y enfermedades.
  7. Riego y fertilización adecuados. Garantizar una humedad óptima del suelo y unos niveles equilibrados de nutrientes favorece el crecimiento sano de las plantas y su resistencia a plagas y enfermedades.

Siguiendo estos consejos, los agricultores pueden proteger activamente sus cultivos, minimizar las pérdidas de rendimiento y promover una producción de maíz sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

La importancia de la vigilancia y la detección precoz en la protección de los cultivos de maíz

La vigilancia y la detección precoz desempeñan un papel fundamental en el éxito de la protección de los cultivos de maíz. Si los agricultores vigilan sus campos con regularidad y detectan a tiempo los signos de plagas o enfermedades, pueden actuar a tiempo para evitar daños mayores y minimizar las pérdidas de rendimiento. He aquí algunas razones por las que la vigilancia y la detección precoz son tan importantes.

  1. Intervención oportuna. La detección precoz permite a los agricultores tomar las medidas de control adecuadas en el momento oportuno. Estas medidas pueden incluir el uso selectivo de plaguicidas o métodos naturales de control. La actuación precoz también evita la rápida propagación de plagas y enfermedades, reduciendo el volumen de trabajo necesario y su coste.
  2. Minimizar las pérdidas económicas. La propagación incontrolada de plagas o enfermedades puede causar importantes pérdidas de rendimiento. Por lo tanto, la detección y el control tempranos protegen la rentabilidad de los cultivos de maíz.
  3. Tomar las medidas preventivas adecuadas. El seguimiento ayuda a los agricultores a identificar los riesgos potenciales y a tomar medidas preventivas para proteger el cultivo de maíz. Éstas pueden incluir el ajuste de las prácticas de cultivo, la adopción de rotaciones de cultivos o la selección de variedades resistentes.
  4. Protección sostenible de los cultivos. La detección e intervención tempranas favorecen la protección sostenible de los cultivos de maíz al reducir la dependencia de los plaguicidas sintéticos. Al identificar los problemas a tiempo, los agricultores pueden adoptar estrategias de gestión integrada de plagas que den prioridad a las medidas naturales (control biológico) y a las intervenciones selectivas.
  5. Tomar las decisiones correctas. El seguimiento de los cultivos proporciona datos valiosos que pueden utilizarse para la toma de decisiones a lo largo de todo el periodo vegetativo. Mediante el seguimiento de las poblaciones de plagas y enfermedades, los agricultores pueden tomar decisiones informadas sobre cuándo y qué medidas tomar.

La vigilancia y la detección precoz de las amenazas son elementos esenciales de la protección de los cultivos de maíz. Permaneciendo vigilantes y actuando a tiempo, los agricultores pueden minimizar eficazmente las pérdidas y promover el cultivo sostenible del maíz.

Fuentes:

  • White, D. G. (Ed.). (1999). Compendium of corn diseases. American Phytopathological Society (APS Press).
  • Bajwa, W. I., & Kogan, M. (2004). Compendium of maize diseases. APS press.
  • Capinera, J. L. (2017). Handbook of vegetable pests. Academic press.
  • Oerke, E. C. (2006). Crop losses to pests. The Journal of Agricultural Science, 144(1), 31-43.
  • Diffenbaugh, Noah & Krupke, Christian & White, Michael & Alexander, Corinne. (2008). Global warming presents new challenges for maize pest management. Environ. Res. Lett. 3.

 

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